Me siento la mujer más feliz del mundo al poder tenerlo en mi vida todos los días. Si las relaciones se basan en encontrar un ritmo mutuo, estar con él es como bailar un tango con el mejor bailarín del mundo, y ese ritmo se repite en todas las imágenes de este libro. Quienes lo conocen, le admiran; y quienes tienen el privilegio de tenerlo como amigo, se dan cuenta de lo afortunados que son.
Por eso me siento sumamente orgullosa de escribir estas palabras, ya que me permiten expresar apasionadamente mis sentimientos sobre una persona que admiro de verdad. Admiro la fuerza que tiene. La fuerza de seguir adelante después de todo lo que ha pasado en su vida. Le admiro. Su forma de ser, de tratar a la gente, de querer. Una persona súper generosa...
Al observar estas palabras, me doy cuenta de que no sólo soy la mujer que mira arbitrariamente las páginas de un mundo onírico, sino que lo vivo en carne propia. Estoy con mi mejor amigo, el chico de mis sueños, Carlos.
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